BICÉFALO


El hombre de dos cabezas podía besarme en ambas mejillas a la vez. Me escuchaba el doble, conversaba el doble. Resolvía acertijos en la mitad de tiempo y, a la hora del sueño, soñaba sueños paralelos. Una vez me confesó su gran dolor. Para una persona común, que porta una única cabeza sobre el cuello, es difícil de comprender. Pero, pensándolo, es bien cierto: adonde fuera que iba no conseguía sentirse solo. Por más que una de las cabezas callara y cerrara los ojos fingiendo ausencia, la otra pensaba sus pensamientos.

[Isabel Ali]