NO ES SENCILLO


No recuerdo haberte invitado a mi fiesta de cumpleaños y menos con autorización para presentarte de forma tan violenta. No tenías derecho. Pensé que todo había quedado claro entre nosotros hace un año, cuando firmé mi rendición sin capitulaciones sobre ti. Tengo ante mí doce latas vacías de Heineken y pienso llegar a las quince. O a las veinte. Tomaré las necesarias para olvidarte y alguna más para amortiguar el dolor.

No puedo reprocharte nada. En realidad, tú has cumplido estrictamente el acuerdo de no volver a verme; soy yo quien no deja de imaginarte.

[Teresa Hernández]