Yo no quería matarla.


Para Karini Apodaca



El problema no es si me atrevía, el problema es que la maté porque matar a sangre fría se sirve en caliente, sin pensarlo, sin recapacitar. Lo hice porque me sentía agraviado, el caso es que yo la quería muerta ya, ahora mismo; tal vez sentí cierta incomodidad por sus pasos insistentes sobre mi y sus palabras que me taladraban el cerebro. Me molestaba que intentara entrar en mi cabeza como un ladrón que entra por la ventana; sí, sólo palabras, y cada vez con más ímpetu y contundencia su voz trataba de entrar por una ligera ranura de mis oídos sordos; yo no quería matarla, pero con asombro sentí cómo algunas palabras, las más estridentes, lograban colarse poco a poco torturándome hasta alcanzarme los pies.


[Rodolfo Yohai]